Gestación subrogada: El millonario negocio de hacer bebés
La gestación subrogada es un negocio multimillonario que ofrece servicios de fertilización in vitro (FIV) con mujeres que gestan al bebé y lo entregan a los padres biológicos o adoptivos a cambio de dinero. Conozca la industria que hay detrás.
Ilustración: Juan Ruiz @Jucaruiz
Donde hay dinero nace o muere un bebé. La tecnología ha avanzado a pasos agigantados en el campo de la concepción y, con ella, la alta demanda de servicios que puedan ofrecer la posibilidad de traer un bebé al mundo en casos en donde este no se pueda gestar de manera natural.
Generalmente estos casos involucran parejas heterosexuales que, por diferentes tipos de impedimentos, se les hace difícil concebir hijos biológicos. La mayoría de estas uniones acuden a la Fertilización In Vitro (FIV), en donde se fertiliza el óvulo con el esperma del padre fuera del cuerpo de la madre, y posteriormente se transfiere el embrión a su útero. Así, la mujer es capaz de llevar su embarazo a término.
Sin embargo, actualmente la fertilización in vitro también se puede hacer en un vientre ajeno al de la madre. Cualquier otra mujer en buen estado de salud puede prestar su útero para gestar el embrión concebido y luego entregarlo a los padres biológicos o adoptivos a cambio de dinero. Este procedimiento se denomina gestación subrogada y es uno de los métodos que más están utilizando las parejas homosexuales, transexuales e, incluso, familiares de personas fallecidas, para traer hijos al mundo.
Esta práctica reproductiva de terceros en la cual se contrata a una “madre sustituta” para dar a luz a un hijo es compleja y sus implicaciones abarcan diversos aspectos legales, éticos y morales, generando un intenso debate en la opinión pública. No obstante, paralelo a esto hay un hecho que es imposible de ocultar: Los servicios de gestación subrogada se ofrecen a altísimos costos por compañías y clínicas de fertilidad en diferentes partes del mundo.
En India, por ejemplo, americanos y australianos suelen adquirir vientres de alquiler hasta por 90 mil dólares y las mujeres que se ofrecen para el trabajo generalmente son pobres y algunas, incluso, sufren situaciones de explotación reproductiva. Aún así, la demanda no da tregua. Fecundar bebés fuera del vientre materno se ha convertido en una industria multimillonaria que plantea serias preocupaciones relacionadas con la mercantilización del cuerpo humano, la presunta vulneración de los derechos de los niños nacidos a través de esta práctica y, además, la muerte de embriones que no sobreviven los tratamientos de FIV o que simplemente no se utilizan y son “desechados”. En Desencaje le contamos de qué se trata todo este negocio.
¿Quedar embarazada con el esperma de su propio hijo?
De todas las Tecnologías de Reproducción Asistida (TRA), la Fertilización In Vitro (FIV) se considera uno de los tratamientos “más efectivos” para la infertilidad en la actualidad. No obstante, su impacto no se ha limitado a revolucionar el proceso natural de reproducción sino que ha alcanzado prácticamente todas las instituciones de la sociedad. La familia y el parentesco, como expresiones sociales de la reproducción, se han visto profundamente transformadas por las TRA.
Un claro ejemplo es el caso de Ana Obregón, una presentadora y actriz española de 68 años que tuvo una niña a través de un proceso de subrogación en Estados Unidos, utilizando el esperma de su hijo fallecido. Aless Lequio (de quien es el esperma), hijo de Ana Obregón y Alessandro Lequio, falleció en el 2020 a los 27 años de edad a causa de un cáncer. Su madre, en forma de “reconocimiento por su lucha”, decidió contratar un vientre de alquiler y dar a luz a una niña que se convirtió en su “hija-nieta”.
“Esta niña no es mi hija, sino mi nieta. Es hija de Aless y cuando crezca le contaré que su padre fue un héroe, para que sepa quién es y lo orgullosa que tiene que estar de él”, fueron las palabras de Ana. El caso de Ana ha generado un profundo debate ético y jurídico en torno a esta práctica, especialmente porque en España, de donde es oriunda Lequio, la gestación subrogada está completamente prohibida.
“No tenemos la mente cerrada Ana, simplemente defendemos los derechos de las mujeres a las que vosotras explotáis. Esa niña es fruto de una explotación reproductiva, no es ni ético ni legal en España, así que quizás es momento de hacer un poquito de autocrítica”, le respondió una de sus seguidoras en redes sociales.
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En diferentes países las leyes y regulaciones sobre los vientres de alquiler varían considerablemente. Algunos las regulan de forma estricta o las permiten bajo ciertas condiciones, mientras otros las impiden tajantemente. Estas diferencias legales también influyen en la demanda y la oferta global de los servicios de gestación subrogada, lo cual hace que el deseo de ser padres de cientos de personas se convierta en una acaudalada industria.
La etapa inicial del negocio
Existen dos tipos de gestación subrogada: altruista y compensada. La subrogación altruista es cuando la mujer elige ser subrogada sin pago; sus gastos pueden estar cubiertos, pero no reciben dinero ni regalos a cambio de prestar sus vientres. Generalmente quienes deciden hacer esto lo hacen en razón a lazos de amistad existentes o parentesco entre la mujer gestante y uno de los padres. La subrogación compensada, por otra parte, es cuando a una mujer se le paga para alquilar su vientre. Sus gastos están generalmente cubiertos y se le recompensa por llevar el embarazo a término y entregar el bebé a los padres adoptivos o biológicos.
En ambos tipos de gestación el procedimiento se puede llevar a cabo de manera “tradicional” o “gestacional”. En la tradicional se utiliza el propio óvulo de la madre subrogada junto con el esperma donado o el esperma del progenitor deseado. La forma más común, sin embargo, es la gestacional. En esta se implanta el embrión producto de la fertilización de un óvulo de un donante o del progenitor deseado y un espermatozoide de un donante o del progenitor deseado, en el útero de la madre sustituta. En últimas, la madre subrogada no tiene ninguna relación genética con el bebé que lleva.
Ambos tipos de subrogación dependen del proceso de Fertilización In Vitro (FIV). Es por esto que, independientemente de si el embrión se va a gestar en el útero de la madre biológica o si lo hará en el de la madre sustituta, la etapa inicial del negocio comienza con este procedimiento.
¿Cuánto cuesta?
El éxito en la concepción tiene un precio muy alto. De acuerdo con una agencia en California (EE. UU.) que se dedica a vender servicios de FIV, en promedio un solo ciclo cuesta aproximadamente 12 mil dólares sin incluir medicamentos. Esta cifra abarca el trabajo de laboratorio, ecografías, recuperación de los óvulos, conservación de embriones y un año de costos de almacenamiento de embriones.
Pero el valor del ciclo es solo el comienzo y además no se garantiza el éxito, por lo que muchas parejas suelen pagar múltiples ciclos de FIV para concebir un hijo. Ahora, los costos de los medicamentos y los gastos adicionales pueden elevarse significativamente durante y después del tratamiento, incluyendo exámenes de detección previos al ciclo, pruebas genéticas, congelación de embriones y transferencias de embriones congelados (FET) para futuros intentos.
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Estos costos extras deben ser considerados en el presupuesto total para quienes buscan ciclos múltiples o requieren procedimientos adicionales. En general, en Estados Unidos los futuros padres pueden estar contemplando un costo promedio de un solo ciclo de FIV que varía entre 14 mil y 46 mil dólares.
Pero Estados Unidos no es el único país en el que el mercado de la FIV está disparado. Después de Norteamérica, los países que encabezan el listado de destinos para adquirir un bebé a través de un vientre de alquiler son Ucrania, India, Tailandia, Canadá y Reino Unido. Según Fertility Treatment Abroad, Brasil también cuenta con al menos 150 centros de tratamiento de infertilidad y más de 20 centros médicos que ofrecen el mismo ciclo inicial de FIV, con la diferencia de que lo hacen por sólo cuatro mil dólares. India es otro de los destinos más accesibles para la fertilización in vitro (FIV) y otros tratamientos de infertilidad en el mundo, con más de 500 centros individuales de FIV. En comparación con los Estados Unidos, los tratamientos médicos en la India pueden costar hasta un 90% menos.
Así las cosas, el aumento del turismo reproductivo también ha acelerado la demanda de los servicios de gestación subrogada, aunque la tendencia de miles de mujeres que deciden congelar sus óvulos para enfocarse en sus carreras y tener hijos más adelante es igualmente es un factor que influye en gran manera.
Turismo reproductivo
En algunas ciudades de India, como Ulhasnagar, las mujeres enfrentan barreras para acceder a la educación y a la independencia financiera, lo que las lleva a utilizar sus cuerpos como una fuente de ingresos. En este país, la práctica de subrogación transnacional ha sido un negocio próspero durante la última década, valorado alrededor de USD $200 mil millones.
Aunque la subrogación comercial es legal en India desde 2002, la industria nunca ha sido regulada y ha sido criticada por centrarse demasiado en el lucro y no en la protección de las mujeres. En 2015, el gobierno indio prohibió la subrogación comercial paga para extranjeros, citando la explotación de mujeres pobres. Entre las historias que circularon se encontraban la de bebés en situación de apatridia que estaban atrapados entre países y mujeres que habían muerto durante el parto.
Otra de las preocupaciones es que el negocio suele traer consigo una vasta cuota de deshumanización y mercantilización de la vida humana. Muchas mujeres subrogadas generalmente solo tienen contacto con sus clientes una o dos veces: la primera cuando llevan la muestra de esperma y otra para llevarse el bebé. Pero, ¿Quiénes son estos clientes? Los australianos, por ejemplo, alquilan úteros de mujeres en India y Estados Unidos. Acceder a estos servicios cuesta entre $55 mil y $65 mil dólares, aunque puede llegar a costar hasta $90 mil dólares en total o más.
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De una investigación médica sobre el uso de la gestación subrogada por australianos en 2014 hay un dato que vale la pena resaltar: La mayoría de los que accedieron a la subrogación pagada en el extranjero fueron hombres homosexuales, con un 69%. La edad promedio era de 40 años y el mayor número de encuestados ganaba un ingreso anual combinado de más de $260 mil dólares australianos.
Los gigantes detrás de la FIV
La fertilización in vitro (FIV) se desarrolló por primera vez como un método para superar la obstrucción bilateral de las trompas de Falopio. El procedimiento incluye varios pasos: primero, el óvulo de la mujer se extrae de los ovarios y luego se expone al esperma fuera del cuerpo para que se fertilice (fertilización). Por último, el o los embriones que se obtengan, se cultivan durante 3 a 5 días para posteriormente ser transferidos de nuevo al útero (implantación).
Según una investigación publicada en la revista médica Reproductive Biomedicine Online, se estima que cada año se realizan más de 2,5 millones de ciclos de fertilización in vitro (FIV) en todo el mundo. De esta cifra, más de medio millón terminan en partos. Tan exitoso es este negocio, que se espera que el mercado de los servicios de FIV crezca hasta los USD $1,280 millones en los próximos seis años, en comparación a los USD $578 millones que representaba en 2020.
Pero…¿Quiénes están detrás de esta lucrativa industria? Principalmente clínicas de fertilidad, hospitales y bancos de esperma (Cryobanks), cuyas acciones siguen subiendo considerablemente a medida que el mercado sigue creciendo. Los factores clave que impulsan dicho crecimiento incluyen un aumento en la edad promedio de las madres primerizas, tasas de fertilidad en descenso, aumento de la infertilidad masculina, aumento de parejas LGBT que desean tener hijos y aumento de la obesidad y el consumo de alcohol en general.
Esperma online, embarazos caseros
Stephenie Taylor es una mujer de 33 años que se convirtió en madre por segunda vez luego de comprar esperma por medio de una app de Internet y, con la ayuda de un kit, se inseminó. A Stephenie solo le bastó con entrar a su teléfono y descargar la app Just a Baby (Solo un bebé) para hacer su pedido.
La app menciona en su reseña: “Busca un donante de esperma, un donante de óvulos, un donante de embriones o un sustituto? ¿Quizás alguien dispuesto a ser co-padre? ¿Tal vez puedas ayudar a otros a formar una familia? Just a Baby es la comunidad de más rápido crecimiento que lo conecta con miles de personas en todo el mundo abiertas a hablar sobre la subrogación, la donación y la paternidad compartida”.
Esta mujer buscó un donante y en cuestión de días ya tenía el semen en su casa. El proceso lo hizo con ayuda de un “kit de aplicación” que consiguió en eBay y, con ayuda de tutoriales que vio en YouTube, Stephenie logró quedar embarazada al primer intento. La bebé nació el 15 de octubre de 2020.
Como Stephenie existen cientos de mujeres que deciden autogestionar su embarazo desde la misma concepción, ordenando semen en línea por un costo promedio de 400 hasta 2,000 dólares. Este negocio sigue avanzando y cada vez más surgen nuevos y más sofisticados y rápidos procedimientos que prometen dar vida a bebés a cambio de dinero. Pero las agencias y las clínicas no son las únicas que sacan provecho, sino también los laboratorios, los que fabrican equipos, los proveedores, los bancos de esperma y de óvulos y, por supuesto, los gobiernos que son cómplices de estos tratamientos que sacan tajada de quizás uno de los momentos más vulnerables de un ser humano: el querer convertirse en madre o en padre y no poder hacerlo naturalmente.
Todo esto, sin embargo, deja todavía muchas más preguntas: Si esta es una forma de combatir la infertilidad, ¿por qué no hacerlo? ¿Son los tratamientos de fertilidad procedimientos seguros para la madre y el bebé? ¿Qué pasa con los embriones que no sobreviven los procesos de FIV? ¿Qué sucede si una pareja fertiliza más de un embrión y solo quiere un hijo? Lea muy pronto la segunda parte de esta investigación para conocer más sobre esta acaudalada industria.