Así funciona el plan globalista para abolir la familia
De manera práctica, la familia está siendo atacada desde cuatro áreas en específico: La educación, la autoridad parental, el ordenamiento civil y la libertad de expresión.
Ilustración: Juan Ruiz @Jucaruiz
Esta es la segunda parte de la investigación sobre el ataque del globalismo a la familia. Para leer la primera parte haga click AQUI.
La semana anterior al cuatro de julio de 1964, el departamento de Educación americano hizo público un informe que fue presentado al entonces Presidente Lyndon Johnson y al Congreso estadounidense, cuyo objetivo era determinar las causas de la falta de oportunidades educativas en el país.
La investigación se aplicó a cuatro mil escuelas con más de 600 mil estudiantes y 60 mil docentes, y la realizó el equipo de sociología de la Universidad Johns Hopkins en Baltimore (Maryland) bajo el liderazgo del sociólogo James Coleman. El informe llamado «Equality of Educational Opportunity» (Igualdad de Oportunidades en Educación) intentaba resolver estas preguntas: ¿Por qué había unos niños que rendían más y otros que aprendían menos? ¿Qué es lo que hace que un alumno vaya más allá que otro? ¿Es acaso el dinero o el ambiente social? Más allá del coeficiente intelectual…¿Qué es lo que hace que un estudiante saque más provecho de la educación?
El “informe Coleman”, como fue bautizado, concluyó que lo que marcaba la diferencia no era la posición social de los padres, la raza o el barrio en el que vivían; tampoco lo era el gasto en educación y ni siquiera la institución a la que asistían. “Todo se trata de la familia”, dijo el fallecido sociólogo de Harvard y político Seymour Martin Lipset, cuando la prensa le preguntó sobre la investigación.
“Los datos de Coleman indicaban que el medio del estudiante (es decir, su entorno familiar) influía mucho más en los logros educativos (o en la falta de ellos) que la igualdad en los elementos físicos de la escuela, la riqueza de su currícula o la preparación de sus profesores”, dijeron Gary Fenstermacher y Jonas Soltis en el libro Enfoques de la Enseñanza.
Lo que hizo la investigación de Coleman fue redireccionar a la familia la responsabilidad primordial de educar. La verdadera urgencia, de acuerdo con Coleman, era fortalecer primero a los núcleos familiares estadounidenses y que jugaran un papel más activo en la educación de sus hijos, para luego potenciar esa formación con la oferta del sistema educativo.
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Esta conclusión al Presidente Johnson le molestó mucho, pues ya había convencido al legislativo de gastar $14,400 millones en burocracia educativa. Diferentes personalidades concluyeron que lo que esperaba el mandatario con el informe Coleman era una justificación científica para “mejorar” el sistema escolar a punta de burocracia y así solucionar generaciones de “injusticia racial”. En cambio, Coleman concluyó que la educación estaba indudablemente relacionada con la esfera privada de la vida familiar.
“¿Por qué la familia resultó tan importante en este informe? sencillo: ese niño al que le iba mejor en la escuela que a los demás, era un niño que leía con su padre o con su madre por las noches. Porque si el niño empezaba a leer con sus padres, aunque fuera un cuento sencillo, eso desarrollaba la capacidad de aprendizaje del niño, que además cuando leía les podía formular preguntas o el padre o la madre le hacía preguntas para ver si comprendía. Ese niño era un niño que, por ejemplo, iba a museos con sus padres, quienes también lo educaban musicalmente, y era un niño que recibía apoyo de su familia para empezar a resolver sus primeros problemas matemáticos. Eso era lo que marcaba la diferencia”, dijo el reconocido historiador, escritor y periodista de origen español César Vidal, en una conferencia sobre este tema en Dallas, Texas (EE. UU.) en 2022.
La educación, primer área de ataque
El globalismo sabe de la vital importancia que significa la familia en la educación de un ser humano porque un niño o adolescente que tiene a sus padres cerca para apoyar activamente sus procesos de desarrollo, es un joven que piensa y que no es fácil de manipular. Si se acaba o debilita la familia, haciéndoles creer que todo el peso debe recaer en el Estado o el sistema escolar en general, como consecuencia el aprendizaje, capacidad de razonamiento, opinión crítica, comprensión lectora y motivación académica caen en picada.
En el proceso educativo y formativo de niños y adolescentes, la familia es clave y los datos soportan fácilmente esta conclusión. De acuerdo con los resultados del Programa Internacional para la Evaluación de Estudiantes (PISA) de 2015, prueba que mide el rendimiento escolar de alumnos en matemáticas, ciencias y lectura, Singapur ocupó el primer lugar entre 72 países seguido de Taiwán. Estos dos países son conocidos por su defensa familiar. “Los colaboradores más potentes en los colegios de Singapur son los padres”, se lee en un artículo de la BBC que intenta resolver el “secreto” del éxito educativo de esta región.
Tres años más tarde, China desplazó a Singapur como el país con la mejor educación del mundo. No obstante, independientemente del Estado, la victoria asiática sigue siendo predominante en comparación a regiones de Occidente. La participación fundamental de los padres de familia en convergencia con el estatus de los maestros y los niveles competitivos tienen mucho que ver.
Mientras tanto, en países como Estados Unidos, se está debilitando la enseñanza de historia, matemáticas, geografía y ciencias para aprender sobre inclusión, «historia LGBT», ideología de género y la famosa Educación Sexual Integral (ESI). Todo esto en cabeza del Estado, activistas progresistas y organizaciones globalistas con particular exclusión de los padres de familia en estas nuevas áreas incluidas forzosamente en los currículums escolares. Por eso no sorprende que el país norteamericano ni siquiera haya alcanzado a entrar en el top 40 de los 79 países evaluados en las pruebas PISA de 2018.
Pero esta situación, lejos de mejorar, ha ido de mal en peor. En 2019 los padres de al menos 700 alumnos de primaria decidieron no enviar a sus hijos al colegio estatal como protesta por una decisión del Consejo Distrital Escolar de incorporar “los logros de las personas LGBT” en las asignaturas académicas. En 2022, el departamento de la Florida censuró 54 libros de matemáticas por incluir referencias a la teoría racial crítica y otros contenidos de aprendizaje emocional y social. También aumentan las denuncias de madres y padres de familia que levantan su voz en contra del impulso ideológico en el sistema educativo norteamericano, que amenaza sus derechos parentales ocultándose lo que realmente se les enseña a sus hijos en los salones de clase.
“El proyecto de educación sexual contemporáneo se enmarca en un contexto histórico e ideológico en el que el posmodernismo y el marxismo cultural, plasmados en la Agenda 2030 de la ONU, pretenden cumplir una tarea casi salvífica, liberando al ser humano de supuestos sistemas opresores…Una de las verdades que los ideólogos de hoy ocultan es que la educación depende fundamentalmente de la familia antes que nadie por el simple hecho de que la educación se da siempre en una relación personal, de conocimiento mutuo y de profunda amistad”, explica el doctor en filosofía, escritor y conferencista Pablo Muñoz Iturrieta en su libro ‘Las Mentiras que te cuentan, las verdades que te ocultan’
A menos padres, mayor control
La autoridad parental es la segunda área de ataque del globalismo a la familia. Para nadie es un secreto y se hace cada vez más evidente: a menos padres que ejerzan su derecho a la maternidad y a la paternidad de manera acertada y responsable, mayor capacidad de control sobre niños y jóvenes. Quitando a los padres de la ecuación, se obtiene un mayor dominio sobre la forma de pensar y de actuar de quienes son considerados como «el futuro de la humanidad».
Esta fórmula cuasi matemática la han entendido muy bien los globalistas. No es casualidad que lleven décadas presentando un tipo de familia particular en las series de televisión, teatro o películas de comedia de Hollywood: La madre buena pero histérica, el padre ingenuo y convertido en un tonto absoluto, y los hijos mucho más sensatos, inteligentes y sagaces que los “simples” de sus padres.
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Esto parece inocente pero no lo es. De hecho, el efecto negativo que se produce en la sociedad cuando se dedica a acabar con la autoridad parental, pero especialmente con la autoridad del padre en el marco de una familia, es difícil de ocultar. Las estadísticas revelan que los niños que viven en hogares con padres varones ausentes experimentan cuatro veces más riesgo de pobreza, tienen más probabilidades de tener problemas de comportamiento, dos veces más riesgo de mortalidad infantil, más probabilidades de ir a prisión y de cometer delitos; las niñas son siete veces más propensas a quedar embarazadas en la adolescencia, y en general los niños y niñas son más propensos a enfrentar abuso y negligencia.
La falta de involucramiento del varón en el hogar también aumenta las probabilidades de que los hijos abusen del alcohol y de las drogas y de que abandonen la escuela. Y aunque esto en muchas ocasiones sucede por padres ausentes que no asumen su responsabilidad, cada vez se experimentan con más agresividad las presiones de la ideología de género y del feminismo radical que aseguran, por ejemplo, que “los niños deben ser separados de la jurisdicción de sus padres” para que sea el Estado quien tome posesión de ellos y se asegure de hacerles valer sus derechos. (Cf. Firestone, La Dialéctica del Sexo, p.218.)
“En España, la Ministra de Educación, Isabel Celaá, afirmó sin tapujos: ‘No podemos pensar de ninguna manera que los hijos pertenecen a los padres. Hablamos del interés del menor, de los derechos constitucionales de los menores’. Este falso enfoque pretende esconder que en realidad lo que estos ideólogos buscan es tener un control total y absoluto sobre los niños”, agregó Muñoz Iturrieta en su libro.
La directa afirmación del gobierno de España contra los derechos parentales se dio en el marco de un intento de grupos políticos de izquierda y feministas de frenar una medida propuesta en 2020 por el partido conservador Vox. Esta contemplaba que los padres de los alumnos pudieran autorizar de manera previa la asistencia de sus hijos a las actividades celebradas en los colegios, específicamente las que tenían que ver con identidad de género y LGBT.
Entonces, ¿son estos los derechos “constitucionales” que los padres “restringen”, de acuerdo con la ministra Celaá? Exactamente. La agenda progresista también considera como “derechos” la Educación Sexual Integral (ESI), el reemplazo de la familia con grupos pansexuales y relaciones de todo tipo, la imposición del aborto a gran escala, incluyendo a niñas que aborten sin el consentimiento de sus padres o tutores legales, y el impulso del “derecho al consentimiento” en menores de edad para que puedan “tener sexo con quien se les dé la gana”, como dijo la Ministra de Igualdad española, Irene Montero.
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Por eso ya no sorprenden los casos, cada vez más frecuentes, de padres de familia a quienes se les vulnera su derecho a mantenerse informados y de autorizar los contenidos educativos que se les ofrecen a sus niños. Así sucedió con un grupo de padres de familia que se enteró que, sin ningun tipo de notificación o autorización, a sus hijos de jardín infantíl su profesora les estaba leyendo historias sobre transexuales y cambio de sexo en California, EE. UU.
Tener un padre y una madre presentes y que la familia funcione lo más armónicamente posible en medio de las falencias, carencias o en muchos casos, la falta de medios que muchos hogares experimentan, es una piedra en el zapato para la agenda globalista. Debilitar, satanizar, ridiculizar y/o romper los vínculos entre padres e hijos tiene como fin último el desaparecer tanto la paternidad como la maternidad para darle rienda suelta al totalitarismo estatal con marcadas agendas ideológicas.
Cambiar el ordenamiento civil modifica el concepto de familia
Cuando se llega a la conclusión de que los padres no tienen porqué tener la más mínima autoridad sobre sus hijos y que es el Estado quien aparentemente debe educar, alimentar, proteger, guiar y aconsejar a los niños, es el momento en el que se pueden trastornar las leyes civiles para que la familia, la relación entre padres e hijos y el matrimonio sean lo que cualquiera quiera que sean, y no lo que es naturalmente.
El cambio en el ordenamiento civil, es decir en las leyes civiles que rigen las bases de una familia, estas son el matrimonio y la patria potestad y derechos de los padres sobre sus hijos, es la tercera área de ataque de la familia por parte de la agenda globalista. Y esta área, como todas las demás, ya le lleva al mundo décadas de ventaja.
Análisis históricos revelan que las tasas de matrimonio comenzaron a disminuir y las tasas de cohabitación, divorcio y natalidad extramatrimonial comenzaron a aumentar después de que en 2001, los Países Bajos metropolitanos se convirtieran en el primer país en establecer el matrimonio entre personas del mismo sexo por ley. A partir de ese momento hasta el presente año, alrededor de 35 países del globo han venido legalizando las uniones de personas del mismo sexo, cambiando las legislaciones de la mayoría de regiones en Occidente.
Pero generalmente estos cambios no suceden solo en el terreno del matrimonio, sino que vienen empacados en paquetes legales que también incluyen la adopción de niños por parte de parejas del mismo sexo y la “gestación solidaria”, como ocurrió en Cuba en 2022.
Una forma efectiva de abolir la naturalidad de la familia es permitir el matrimonio entre parejas homosexuales, con el fin de permitir la adopción de menores de edad en el marco de dicha unión porque, por obvias razones, las parejas del mismo sexo no pueden tener hijos biológicos. Una de las finalidades de la unión entre un hombre y una mujer es la procreación de seres humanos, resultado que las parejas homosexuales nunca podrán tener de manera orgánica.
A pesar de la evidencia de estudios que aseguran que los matrimonios heterosexuales estables conducen a niños felices, saludables y motivados, lo que conduce a comunidades más fuertes, más oportunidades y mayor igualdad, el lobby globalista pretende esconder la realidad de que la familia conformada por un hombre y una mujer que tienen hijos, es la institución natural fundamental para la evolución de cualquier tipo de sociedad.
¿Familias homoparentales…menor protección para menores de edad?
Por otra parte, la función protectora que por regla general ejerce la familia tradicional para con sus hijos también se ve afectada con estos cambios. Estadísticamente, los niños corren más riesgo de ser víctimas de abuso con homosexuales que con heterosexuales, como lo reveló Judith Reisman, autora norteamericana, investigadora social y reconocida estudiosa del comportamiento sexual por más de dos décadas, en su investigación Crafting Gay Children de 2001.
Reisman publicó cifras de un estudio de población de 1991 realizado por el Departamento de Comercio de EE. UU., que aseguraba que «6-8 millones de niños fueron abusados a los 18 años por 1-2 millones de homosexuales adultos, una proporción de 3-5 víctimas por cada adulto gay; en comparación a los ocho millones de niñas que fueron abusadas a los 18 años por hombres heterosexuales, una proporción de 1 víctima por 11 hombres adultos».
De acuerdo con esta experta, en ese caso en específico, “aunque los heterosexuales excedieron a los homosexuales en una proporción de 44 a 1, el número de homosexuales abusadores infantiles podría ser hasta 40 veces mayor que el de los heterosexuales”.
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Judith aclaró que dicha informacion no significaba en lo absoluto que “un homosexual fuera considerado automáticamente un abusador de niños”. No obstante, los riesgos en la protección y seguridad de menores de edad son mayores en un hogar homoparental, como le sucedió en 2021 a Lucio Dupuy, un niño de tan solo cinco años que fue brutalmente golpeado hasta la muerte por su propia madre y su pareja, dos mujeres que se autodenominan activistas del movimiento feminista y LGBT.
Las autoridades norteamericanas también acusaron en 2022 a una adinerado matrimonio de activistas LGBT por sodomizar a sus hijos adoptivos que de 9 y 11 años y distribuir pornografía infantil «casera» del abuso sexual al que eran sometidos.
A todo esto habría que agregarle el aumento progresivo de motivos ideológicos en virtud de los cuales se le está quitando a padres de familia a sus hijos a través de leyes civiles. Ahora un menor de edad puede cambiar de sexo en el registro civil sin consentimiento de sus padres, como pasa en España. Niños desde los nueve o diez años, incluso menos, pueden ser bombardeados con hormonas dentro de las instituciones escolares sin informar en lo absoluto a sus padres, e incluso pueden empezar a recibir terapias de “afirmación de género” por parte de consejeros escolares de manera privada.
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Todo esto sin notificar a sus familias ni mucho menos informarles sobre los riesgos físicos, emocionales y mentales que dichas transiciones de sexo le pueden ocasionar al menor que sufre de disforia de género y que lo pueden llevar, incluso, al suicidio. Así lo denunció Abigail Martínez, una madre californiana a la que le quitaron su hija por no “afirmar” su transexualidad y ahora acusa al gobierno del suicidio de la menor por imponer la ideología de género.
Los tolerantes que no toleran la libertad de expresión
En 2017, una oenegé LGBT en España decidió realizar una campaña de publicidad transgénero en un ayuntamiento llenando de carteles las fachadas de los edificios de los lugares en donde hay paradas de autobuses o paradas de metro. La imagen era un dibujo con cuatro niños cogidos de la mano. Dos niños y dos niñas. Uno de los niños tenía el pelo largo y una de las niñas tenía el pelo corto. El mensaje fue el siguiente: “Hay niños que tienen pene y niños que tienen vagina. Hay niñas que tienen vagina y niñas que tienen pene”.
Luego de dicha campaña, la organización profamilia Hazte Oír realizó una campaña publicitaria que contrarrestó el mensaje de la oenegé LGBT. Pusieron un autobús con el mensaje: «Los niños tienen pene. Las niñas tienen vulva. Que no te engañen. Si naces hombre, eres hombre. Si eres mujer, seguirás siéndolo”. Quienes fueron responsables de esta campaña fueron tildados de «LGBTIfóbicos y provocadores» y terminaron siendo procesados por el delito de “odio”.
“Hemos llegado a una situación en la que no solamente esa es una realidad sino que es una realidad que pretende crecer e imponerse. Pero además es una realidad frente a la que ya no se puede expresar. Si en un momento determinado se les ocurre decir que el sexo de un niño tiene que ver con el hecho de que es un niño, evidentemente eso es algo que los grandes maestros de la agenda globalista no van a tolerar”, dijo César Vidal en su conferencia en Dallas, Texas (EE. UU.)
Las primeras leyes de ideología de género que se han promovido son anti familiares. Tratan temas que ya se han mencionado en el punto anterior sobre ordenamiento civil como el matrimonio homosexual, la adopcion de niños por parte de parejas homosexuales y el aborto. Sin embargo, hay una segunda oleada de leyes que es mucho más peligrosa. Se trata de las famosas leyes contra la discriminación por razón de género que, por poner un ejemplo, pueden obligar a un pastor o un cura a casar a una pareja LGBT en contra de su voluntad, libertad de expresión y credo. Si se opone, en el mejor de los casos le cerrarán la iglesia y lo multarán, pero es probable que pueda incluso terminar en la cárcel si decide no oficiar ese matrimonio.
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La familia está siendo vulnerada en su derecho a expresarse con libertad y a enseñarle la realidad del mundo, de la ciencia, de la biología, de la fe en el Dios único y verdadero, de los valores morales y de la anatomía humana a todos sus integrantes, y cada vez los ideólogos globalistas van a hacer hasta lo imposible para que esto se vuelva más difícil.
¿Qué le queda, entonces, por hacer a las familias ante tan directo y agresivo ataque? Como lo dice Pablo Muñoz Iturrieta en su libro: «La familia tiene que estar más unida que nunca, sin descuidar el cuidado que deben tener los padres protegiendo a sus hijos de los ataques ideológicos y principalmente formándolos con buenos principios que deben forjarse en un carácter fuerte para que un día puedan mantenerse firmes y actuar por sí mismos en la búsqueda del bien y de la verdad». (p. 238)
Pero no solo eso, los padres de familia deben tomarse con seriedad y responsabilidad su tarea como padres pero también como primeros educadores, lo que los hace naturalmente insustituibles. Formarse para formar a sus hijos en todas las áreas, incluyendo la educación sexual, apuntando a la concientización sobre los peligros reales de la pornografía, las redes sociales y la televisión, por ejemplo. Sembrando en ellos esa búsqueda por el bien y por la verdad. Recordar que cualquier sistema educativo debe estar a su servicio y ser secundario; no tener miedo a denunciar las perversiones que estas agendas pretenden llevar a cabo con sus hijos como carnada, y luchar por sus derechos parentales hasta la más última de las consecuencias.