El desastre ambiental en EE. UU. que le estorba al ecologismo progre
Un descarrilamiento de trenes con material tóxico causó una tragedia sin precedentes en Ohio. Habitantes denuncian afectaciones en su salud y ecosistemas, Joe Biden rechaza ayuda y el activismo climático brilla por su ausencia.
Ilustración: Juan Ruiz @Jucaruiz
La historia de Chernóbil, un acontecimiento del 26 de abril de 1986 en el que al menos 50 personas murieron por la explosión de una central nuclear que propagó una nube radioactiva, parece repetirse 37 años después en Estados Unidos.
No hubo radiación pero sí un derrame alarmante de productos químicos altamente tóxicos en el suelo y en las vías fluviales de la ciudad de East Palestine (Ohio), en los Estados Unidos, cuando un tren con más de 38 vagones se descarriló el pasado tres de febrero de 2023.
Los vagones del tren que se quemaron para evitar una explosión, liberaron gas de cloruro de vinilo, un químico conocido por ser altamente inflamable que está relacionado con varios tipos de cáncer, especialmente de hígado. Otros materiales como acrilato de etilhexilo y acrilato de butilo, que tienen diferentes niveles de toxicidad, fueron a parar al aire, suelo y a las aguas subterráneas de esta pequeña localidad cercana a Pennsylvania.
Hasta la fecha han muerto 43.700 animales acuáticos de acuerdo con el Departamento de Recursos Naturales de Ohio, y cientos de personas han tenido que evacuar la ciudad. Habitantes del sector también reportan dolores de cabeza, ardor al respirar, erupciones cutáneas y debilidad general, al tiempo que denuncian muertes repentinas de gallinas y mascotas enfermas.
Considerado como el desastre ambiental más importante en la historia reciente de Estados Unidos, esta catástrofe climática ha sido minimizada por el Gobierno de Joe Biden y los medios hegemónicos de comunicación, que informaban sobre ovnis mientras una columna de humo negro tóxico se elevaba sobre la ciudad. La información sobre las consecuencias de los productos químicos derramados sigue siendo limitada, un periodista fue agredido y arrestado al intentar cubrir la noticia y el silencio del movimiento ecologista mundial genera ruido.
¿Qué sucedió ese día?
Decenas de vagones que transportaban mercancía con materiales altamente peligrosos (entre los que se encontraba cloruro de vinilo), una sustancia mortal que es extremadamente dañina para el hígado, los pulmones y los riñones, según la Agencia para Sustancia Tóxicas y el Registro de Enfermedades, fueron derramados cuando un tren de la compañía ferroviaria Norfolk Southern se descarriló en el pueblo de East Palestine, en el estado norteamericano de Ohio. Los reportes aseguran que más de 300 mil litros fueron liberados en el accidente.
Desde entonces, muchas preguntas han surgido sobre las exposiciones tóxicas experimentadas por los seres humanos y la vida silvestre, no solo del Este de Palestina con sus 4.700 residentes sino a lo largo del río Ohio y más al norte. The New Republic informó que los residentes sufrieron ardor y picazón en los ojos, dolor de garganta, sarpullido y migrañas después del descarrilamiento del tren.
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Ante la gravedad del accidente, diferentes medios intentaron cubrir el acontecimiento. Entre ellos, el canal de televisión NewsNation, cuyo periodista Evan Lambert fue agredido, esposado y arrestado por un supuesto ingreso ilegal a una propiedad mientras asistía a la conferencia de prensa inicial que dio el gobernador de Ohio, Mike DeWine. Lambert permaneció detenido durante cinco horas antes de ser liberado.
Hasta el momento, se han recogido más de 1,8 millones de galones de aguas residuales que se utilizaron para combatir las llamas que provocaron el descarrilamiento, junto con 700 toneladas de suelo contaminado, según cifras oficiales.
La cura, peor que la enfermedad
Luego del desastre, el Gobierno decidió hacer una «explosión controlada» ya que, según ellos, resultaba menos peligroso que transportar los químicos. Algunos medios de comunicación no tardaron en empezar a hablar del tema como si la catástrofe ambiental ya hubiera estado bajo control.
Lo cierto es que esta decisión fue contraproducente. Toda la ciudad fue afectada y los habitantes desalojados. El cielo conservó por días una nube tóxica que cubrió 320 kilómetros y ocasionó lluvias químicas.
Andrew Whelton, un ingeniero ambiental que investiga los riesgos químicos durante los desastres, ha cuestionado la combustión. “La columna de humo negro que viste en la televisión era una combustión incompleta. Se crearon una serie de otros productos químicos. Los funcionarios no necesariamente saben cuáles eran o a dónde fueron”, dijo en entrevista con la BBC News.
Desde la explosion “controlada” que salió mal, el esfuerzo por eliminar grandes cantidades de suelo y agua contaminados de la pequeña ciudad en el Este de Ohio, ha involucrado al menos siete instalaciones diferentes de eliminación de desechos peligrosos autorizadas en cuatro estados: Ohio, Indiana, Michigan y Texas.
No obstante, funcionarios de Texas y Michigan expresaron su preocupación por los desechos de Palestina Oriental que llegaban a las instalaciones de eliminación en sus estados. Los equipos involucrados en la limpieza también informaron síntomas médicos y mal manejo de la compañía Norfolk Southern, según una carta en nombre de los sindicatos de trabajadores.
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«Como es de conocimiento, los residentes de East Palestine fueron eventualmente advertidos a evacuar del área por la amenaza que les suponía el peligroso vagón cisterna y la mala calidad de aire, gracias a la exposición química liberada por la quema. Mientras tanto, Norfolk Southern (NS) dio instrucciones a 40 de sus empleados de mantenimiento de regresar al sitio para limpiar. Recibimos reportes de que la compañía no ofreció ni tampoco brindó equipo de protección personal adecuado para estos trabajadores, como respiradores que les permitieran trabajar de manera segura al estar expuestos al cloruro de vinilo, ni tampoco equipo de protección de ojos, ropa o guantes», se lee en la carta.
De acuerdo con el sindicato de trabajadores, mientras el mundo estaba testificando sobre los horrores que estaban ocurriendo en East Palestine por televisión, los oficiales de Norfolk Southern (NS) evaluaron de forma aparente los daños y llevaron a cabo sus planes para reconstruir de manera exprés las estructuras de las vías del tren para que pudiera moverse de nuevo.
«Después de todo, si los trenes no se están moviendo, la compañía no esta haciendo (tanto) dinero, y NS ya no está en el negocio de los ferrocarriles, sino en el negocio de obtener ganancias récord para los accionistas y Wall Street», denunciaron.
Silencio tóxico
Mientras los residentes de East Palestine dudaban si era seguro regresar o no a su ciudad, y la información no solo era limitada sino también confusa, el presidente Joe Biden hablaba sobre ovnis y globos espías chinos que lograron atravesar casi todo el país americano antes de ser derribados por las Fuerzas Armadas de EE. UU.
Cuando Biden ha tenido la oportunidad de hablar sobre Ohio, su discurso ha sido dirigido hacia otros temas y tampoco ha visitado la zona (ni tiene planeado hacerlo hasta el momento). Pero lo que sí hizo fue viajar a Ucrania para seguir donando fondos a ese país.
Después de conocer sobre la presencia de Joe Biden en Ucrania, el alcalde de East Palestine, Trent Conaway, afirmó que esta noticia fue la mayor «bofetada en la cara» que pudieron recibir. “Te dice ahora mismo que no le importamos. Así que puede enviar a todas las agencias que quiera, pero me enteré que estaba en Ucrania regalando millones de dólares a la gente de allí, no a nosotros, y estoy furioso”, agregó.
A esto se suma que la administración de Biden rechazó la solicitud de asistencia por el desastre ocurrido en Ohio, presentada por el gobernador republicano Mike DeWine. La Agencia Federal para el Manejo de Emergencias (FEMA) le dijo al gobierno estatal de Ohio que “no era elegible” para recibir asistencia para ayudar a la comunidad a recuperarse del derrame tóxico.
Mientras Joe Biden estrechaba una vez más la mano con Zelenski, el expresidente Donald Trump fue el único político que viajó al lugar de los hechos, en donde entregó una decena de camiones con agua potable, comida, entre otros insumos básicos. Pese a su aparición en Ohio, Trump ha sido cuestionado por supuestamente anular una regla que requería sistemas de frenos más adecuados para trenes que transportaban materiales altamente inflamables y peligrosos, cuando estaba gobernando desde la Casa Blanca.
¿Dónde está el movimiento climático mundial?
Aunque la tragedia empezó a tener relevancia mediática gracias a las denuncias de los habitantes de Ohio y las impactantes imágenes de las afectaciones en la zona, las pronunciaciones de activistas climáticos progresistas han brillado por su ausencia. Greta Thunberg, la joven ecologista mimada del globalismo, solo se ha hecho noticia por escribir un artículo de opinión recientemente publicado por Los Angeles Times, en el que aconseja a líderes mundiales cómo usar sus fortunas para «combatir el cambio climático».
Thunberg, de 20 años, está preocupada por los recursos financieros para abordar el supuesto cambio climático, pero no por las pruebas de laboratorio independientes que actualmente encontraron niveles elevados de sustancias químicas preocupantes en el aire de East Palestine.
En el lugar del descarrilamiento, el laboratorio móvil de monitoreo de la contaminación del aire también encontró, en niveles más altos de lo normal, acroleína, un químico potencial de preocupación. De acuerdo con científicos de la Universidad Carnegie Mellon y Texas A&M, tampoco se conoce qué impacto real y a largo plazo podría tener el químico en la salud de los residentes. Esto contradice las declaraciones de las autoridades estatales y federales, al igual que las de la compañía Northfolk Southern, que indican que el aire allí es seguro.
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Solo la reconocida activista Erin Brockovich celebró un ayuntamiento hace dos semanas en East Palestine, alertando sobre los riesgos de esta eventualidad para la salud y el medioambiente. “Aca quieren ser escuchados, pero les van a decir que es seguro, les van a decir que no se preocupen”, dijo en su aparición.
Aunque Brockovich dedicó un tiempo para mencionar las graves consecuencias del hecho, los habitantes aseguran que solo está tratando de mantenerse relevante y que su apoyo será temporal, al menos hasta que nadie vuelva a mencionar el asunto.
La única líder ambiental local que está luchando porque la grave situación no caiga en el olvido es Jami Cozza, de 46 años, residente de East Palestine y quien está decidida a mantener la presión y seguir cuestionando el manejo que le han dado a la emergencia química.
East palestine, a la deriva
En medio del enojo, el miedo y la incertidumbre se encuentran los habitantes de esta ciudad, quienes aseguran que, aunque las órdenes de evacuación se levantaron el pasado ocho de febrero, las erupciones y dolores de garganta inexplicables continúan. El agua que dice el Gobierno Estatal es «potable» ahora mismo no parece segura, ya que algunos ciudadanos han arrojado rocas al río y notan que inmediatamente son cubiertas por un extraño color de arcoíris, por la contaminación que sigue vigente en el agua.
El estudio independiente de datos que realizó la Agencia de Protección Ambiental estadounidense, indicó que los niveles elevados de sustancias químicas que se encontraron provocarían irritación de los ojos y pulmones, dolores de cabeza y otros síntomas, así como posible cáncer. “No se necesitan meses sino años de exposición a los contaminantes para conocer los efectos graves en la salud”, según Weihsueh Chiu, uno de los investigadores.
Cuatro demandas colectivas contra la compañía ferroviaria Norfolk Southern se han presentado por parte de residentes de Palestina Oriental, reclamando la exposición peligrosa a la que han estado expuestos y los graves trastornos emocionales consecuencia del accidente. Pero lo que más preocupa no solo es el pésimo manejo de la situación, la desinformación y la agenda e intereses que puedan estar detrás de la emergencia ambiental de Ohio, sino que este no es un acontecimiento aislado.
El pasado 16 de febrero se descarriló otro tren de la misma compañía en el municipio de Van Buren (Michigan), el cual contenía cloro líquido. Hace aproximadamente una semana se descarriló otro tren con Propano en Manatee (Florida); otros dos descarrilamientos más en Carolina del Sur y Texas han sido reportados en las últimas dos semanas, y hace tan solo 16 horas otro tren de Norfolk Southern se descarriló en Ohio, aunque no se reportaron víctimas ni derrame de materiales tóxicos. ¿Coincidencia? Saque usted sus propias conclusiones.