El ABC del engaño de la sobrepoblación
A pesar de que la narrativa de la sobrepoblación surgió en la década de 1960, sorprendentemente sigue arraigada hasta el día de hoy. ¿Qué es verdad y qué es mentira?
Ilustración: Juan Ruiz @Jucaruiz
Aproximadamente un año atrás, en noviembre de 2022, la población mundial alcanzó los ocho mil millones de habitantes. Esta noticia la dio las Naciones Unidas, acompañada del siguiente mensaje: “Este crecimiento sin precedentes se debe al aumento gradual de la vida humana debido a las mejoras en la salud pública, la nutrición, la higiene personal y la medicina. También es el resultado de niveles altos y persistentes de fertilidad en algunos países”.
La primicia se viralizó con preocupación desde los grandes medios de comunicación hegemónicos, en razón de que la capacidad de los humanos sobre el planeta Tierra supuestamente habría llegado a su límite. Aunque la reacción de alarma de miles de personas frente al anuncio no fue lo que realmente sorprendió, sí lo siguen haciendo las constantes “bombas” demográficas que llevan estallando desde hace más de seis décadas en el mundo sin que sus pobladores tengan buena memoria de ellas.
Desde 1927 en la conocida Conferencia Mundial de Población de Ginebra, ya se hablaba de una gran preocupación por la “exorbitante tasa de natalidad” que tenía el planeta, aunque especialmente en América latina y China. Sin embargo, fue en 1968, justo cuando el movimiento ecologista salió a la superficie con fuerza, cuando se empezó a vaticinar sobre el “peligro” de la reproducción a escala mundial.
“En 1970 se consolida un movimiento antinatalista en nombre del ecologismo. Así pues, esta corriente ideológica empezó a sacar sus tesis en los medios de comunicación, alertando sobre un futuro de escasez y catástrofes ambientales donde nunca se podría materializar un paraíso venidero si no había una medida de control exacerbada sobre las tasas demográficas, sobre todo en naciones emergentes”, explicó Horacio Giusto, autor de El libro negro del ecologismo, en una intervención radial poco después de conocerse la noticia de los ocho mil millones de habitantes.
Otras predicciones como que para 1980 se iban a agotar los recursos naturales o que el mundo sufriría «implosiones demográficas» a causa de hambrunas, han sido teorías que se han proliferado desde hace ya más de 50 años y que, aunque siguen fracasando una y otra vez, el discurso sobre el que se construyen sigue vigente e imperante a escala global.
Los inicios del mito
Para empezar a entender el mito de la sobrepoblación hay que saber primero de dónde viene. La sobrepoblación ha sido retratada por muchos años como ese ingrediente fatal que agotaría no solo nuestros recursos, sino que también precipitaría el fin del mundo. Sin embargo, esta preocupación no es nueva. Hace más de 50 años, el profesor de biología de la Universidad de Stanford, Paul R. Ehrlich, lanzó al mercado un libro sumamente influyente titulado La bomba de la población (The population bomb).
«La batalla para alimentar a toda la humanidad ha terminado. En los años 70, el mundo se enfrentará a miles de millones de muertes por inanición. Al cabo de poco tiempo, nosotros no vamos a tener la capacidad de detenerlo”, escribió este biólogo en 1968. Las predicciones de Ehrlich, por supuesto, no llegaron nunca a materializarse. En 2018 el periodista estadounidense Charles C. Mann aseguró que, en entrevista con Ehrlich, este confesó que la principal contribución del libro fue hacer que el control de la población fuera “aceptable” como “tema de debate”.
«Pero el libro hizo mucho más que eso. Dio una gran sacudida al naciente movimiento ambientalista y alimentó una cruzada contra el crecimiento demográfico que condujo a abusos contra los derechos humanos en todo el mundo», escribió Charles C. Mann para la revista Smithsonian, publicación del Instituto Smithsonian, el complejo de museos, educación e investigación más grande del mundo.
La biografía de Paul R. Ehrlich, además, tiene la particularidad de resaltar una teoría que abrazan muchos otros ecologistas al sol de hoy: El problema del exceso de población de las clases pobres y obreras amenaza la sostenibilidad de la población mundial, porque los humanos están aumentando más que los recursos disponibles.
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En los últimos años, no obstante, se han conocido una serie de desarrollos, investigaciones y hechos que refutan dicha creencia. El primero de ellos tiene que ver con la supuesta dicotomía que hay entre crecimiento demográfico (pobres reproduciendose) y sostenibilidad. Antes de la pandemia y la guerra en Ucrania, la propia ONU reconoció que el porcentaje mundial de personas que viven por debajo del umbral de pobreza se había desplomado. Mientras que para 1970 la tasa de pobreza era del 45%, en 2015 la cifra estaba por debajo del 10%, según datos publicados por las propias Naciones Unidas.
Esto indica que aunque la pobreza sigue siendo un frente de lucha importante para todas las naciones del mundo, esta se ha reducido drásticamente pese a que la tierra tiene hoy dos veces más habitantes que hace medio siglo. “Camboya es el caso más esperanzador de todos ellos, ya que la incidencia de pobreza cayó del 36% al 16%, y el número de personas pobres se redujo a la mitad, de 5,6 millones a 2,8 millones. Esto se produjo durante un periodo de 7.5 años, incluidos los años de la pandemia”, aseguraron en julio de 2023 desde el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo en Nueva York.
Por otra parte, aunque la industrialización y el aumento de productividad fueron los primeros peldaños que el mundo experimentó para empezar a sacar de la pobreza a cientos de miles de personas en el siglo XIX, el crecimiento económico de las últimas décadas impulsado por avances médicos, científicos, tecnológicos y de comunicación, así como mejores oportunidades para acceder a la educación, también han jugado un papel sumamente importante.
La Tierra, con más personas pero más abundante
Actualmente no solo hay menos personas en situación de pobreza sino que las poblaciones tienen más recursos y mayores capacidades para sostenerse. Así lo explica el economista de la Universidad de Maryland, Julian Simon, en un índice de abundancia que realizó en 2022, en el cual asegura que el stock de reservas probadas de las 50 materias primas más empleadas por el hombre se ha multiplicado por cinco durante las últimas décadas.
De acuerdo con los estudios de Simon, la hipótesis de la aparente escasez de recursos naturales, minerales, combustibles, alimentos y energía, producto de un supuesto aumento de población incontrolable, se refuta fácilmente con datos. “La abundancia de recursos para el habitante medio del planeta aumentó un 208% La tasa de crecimiento anual compuesta de la abundancia de recursos personales ascendió al 2,79%, lo que implica que la abundancia de recursos personales se duplicó cada 25,2 años”, se explica en el documento.
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La conclusión de este índice es que la abundancia de recursos sigue aumentando a un ritmo más rápido que el crecimiento de la población. “A esa relación la llamamos superabundancia”, agrega el economista. Julian Simon también es autor del libro El Recurso Supremo (The Ultimate Resource), en donde asegura que la inteligencia y la capacidad de innovar del ser humano es lo que garantiza que para la escasez siempre exista una salida a través de una mayor eficiencia, una mayor oferta y el desarrollo de sustitutos.
“No hay ninguna razón física o económica por la cual el ingenio humano y la empresa no puedan continuar para siempre respondiendo a la escasez inminente y a los problemas existentes con nuevos expedientes que, después de un período de ajuste, nos dejen en mejor situación que antes de que surgiera el problema”, escribió Simon.
Crecimiento, modo tortuga
La transición de siete mil a ocho mil millones de habitantes en el mundo tardó un poco más de una década. Este período además sugiere que el crecimiento demográfico no es necesariamente exponencial, sino que se está produciendo a un ritmo mucho más moderado, como también lo han resaltado desde las Naciones Unidas: “Si bien a la población mundial le tomó 12 años crecer de 7 mil millones a 8 mil millones, se necesitarán aproximadamente 15 años (hasta 2037) para que alcance los 9 mil millones. Esta es una señal de que la tasa de crecimiento general de la población mundial se está desacelerando”.
El ritmo del crecimiento demográfico, contrario a lo que predicen los abanderados del discurso poblacional, avanza a pasos de tortuga. Demógrafos del Instituto Internacional de Análisis de Sistemas Aplicados (International Institute for Applied Systems Analysis) esperan, incluso, un fin del crecimiento de la población global para 2075. Por su parte la ONU también asegura que para fines de este siglo el crecimiento anual lento de la población será tan solo de un 0,1%.
Este es el detalle: El aumento poblacional también es una forma de observar que, conforme pasan los siglos y con estos avances médicos y científicos, las tasas de mortalidad han ido bajando. Es decir que mientras antes una mujer tenía por regla entre cinco o seis hijos debido al alto riesgo de que fallecieran algunos de ellos, ahora el aumento de la esperanza de vida ha hecho que las mujeres opten por tener menos hijos.
A lo anterior hay que agregar que en la actualidad la fertilidad es una tasa en alarmante declive en la mayoría de países del globo. “La fertilidad global bajó a menos de la mitad en los últimos 50 años. Pasó de más de 5 hijos por mujer en su ventana fértil a principios de los años 1960 a menos de 2,5. Esto significa que el mundo se encuentra inmerso en la transición demográfica y que el crecimiento de la población mundial llegó a un pico, de hecho, hace medio siglo”, redactó el periodista argentino Max Roser desde el medio Redacción.
Por otra parte, también se empieza a mostrar un descenso drástico de las tasas de natalidad (nacidos vivos en un año por cada mil personas) en el mundo. Para que una nación garantice su sostenibilidad se necesita una tasa de natalidad promedio de 2,1 hijos por mujer, el mínimo para garantizar el reemplazo de las generaciones. Sin embargo, para 2020 la tasa de natalidad en Estados Unidos fue de 1,64; en China de 1,28; en India de 2,05 y, en general, el mundo presentaba una tasa de 2,30 hijos por mujer, según cifras del Banco Mundial.
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Como ya lo habíamos denunciado desde Desencaje, el auge de la causa abortista de los últimos años impulsada por grupos feministas y pañuelos verdes tampoco es espontáneo y tiene mucho que ver con toda esta agenda poblacional. La mayoría de las organizaciones que defienden el aborto alrededor del mundo son promocionadas con poder financiero internacional y acogidas políticamente por una agenda globalista que busca reducir la natalidad.
¿Ambientalismo y sobrepoblación?
Unos y otros, feministas, ecologistas y transhumanistas, coinciden en el diagnóstico de que la humanidad se dirige hacia el “colapso del planeta”, asegurando que son los países con un menor grado de capital (subdesarrollados) los que más daños estarían generando en los entornos naturales. Contrario a esta narrativa, la realidad muestra escenarios muy diferentes.
Un ejemplo concreto se puede observar en China, el país con mayor emisión de CO2 en el mundo. Curiosamente China es quien hoy ostenta el monopolio de los paneles solares mientras que se abastece en energía a base de carbón. De hecho, según un estudio de Oxfam realizado en 2015, las emisiones de carbono totales de aproximadamente 600 millones de personas que forman la mitad más pobre de la población en China equivalen sólo a un tercio de las emisiones totales generadas por el 10% más rico de los Estados Unidos. “Esta estadística pone de relieve una marcada disparidad en las emisiones de carbono entre estos dos grupos de población en diferentes países”, dijeron desde Oxfam.
Se podría concluir, entonces, que el discurso poblacional ideológicamente proviene de las bases del ecologismo y este movimiento, a su vez, “poco tiene que ver con la ciencia y mucho que ver con la renovación y recreación de la nueva izquierda, usada como mano de obra barata del poder financiero internacional”, agregó el escritor Horacio Giusto en una intervención sobre los mitos de la sobrepoblación publicado en 2021 por La Resistencia Radio.
Y es precisamente esta nueva izquierda, a la que hoy abiertamente se le llama progresismo, la que utiliza programas de reingeniería social para fomentar un mundo automatizado en el que no exista ninguna persona de más. ¿Qué hay detrás de las gigantescas campañas corporativas de personajes como Greta Thumberg? ¿Qué tipo de relato que se funde en el miedo puede buscar el verdadero bien para la humanidad? ¿Por qué la mentalidad antinatalista y antifamiliar se percibe como superior? ¿Es el planeta Tierra un enemigo hostil al cual el ser humano le debe reverencia y adoración o, por el contrario, es el ser humano la única especie en el mundo que puede sobreponerse a las adversidades de su entorno?
Todas estas son preguntas que, si se respondieran con datos en lugar de ideologías, nos llevarían a la conclusión de que no hay ningún tipo de peligro, en lo más mínimo, de que las personas se sigan reproduciendo.