El misógino mundo Drag Queen
Existen opiniones divergentes sobre los drag queens: algunos los acusan de ridiculizar la feminidad y denigrar a la mujer, mientras otros los consideran un “grito de liberación”. ¿Qué se esconde detrás de la narrativa de estos personajes LGBT?
Ilustración: Juan Ruiz @Jucaruiz
Los hombres que se visten de drag queen a menudo representan el estereotipo de una mujer con pechos enormes, peluca extravagante, figura voluptuosa, tacones altos y un maquillaje que exagera los rasgos faciales, dando lugar a una imagen hipersexualizada y burlesca de la mujer. También se le llama drag queen a la persona que crea un personaje andrógino a través de plataformas, cascos, plumas y accesorios, aunque sus inicios de entretenimiento adulto iniciaron en la década de 1950 dentro de establecimientos nocturnos de clientela homosexual.
Hoy el escenario no es diferente. De acuerdo con la comunidad LGBT, la cultura drag queen es “arte y entretenimiento”, mientras frecuentemente presentan personajes “femeninos” realizando bailes eróticos y simulando actos sexuales en eventos que, incluso, tienen audiencia infantil. Sin embargo, para otros esto no es más que la máxima expresión de la misoginia, considerada como la aversión, desprecio o el odio hacia las mujeres y que se manifiesta de diferentes maneras, incluyendo la denigración, rechazo, discriminación y violencia contra la mujer.
La divergencia de ambas narrativas nos invita a hacernos las siguientes preguntas: ¿Son los personajes drag queen un “grito de liberación femenino” o una forma colorida para ridiculizar la feminidad y denigrar a la mujer? ¿Qué hacen los drag queen por las mujeres y las niñas del mundo? ¿De qué manera su narrativa aporta a la defensa de la mujer, su protección y cuidado? ¿Es el mundo drag queen una expresión “artística” que previene la violencia contra la mujer o, por el contrario, puede funcionar como combustible para crímenes en contra del género femenino?
En un mundo en el que las mujeres y niñas continúan siendo vulneradas por abusos y violaciones, resulta válido el poder cuestionarse lo que la agenda feminista y LGBT hacen realmente por ellas. Según estimaciones de la Organizacion Mundial de la Salud (OMS), aproximadamente una de cada tres (30%) mujeres en el mundo ha experimentado violencia física y/o sexual por parte de su pareja o violencia sexual perpetrada por terceros en algún momento de su vida.
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¿Liberación o misoginia?
“El drag no se trata de una burla, sino de un statement que busca una liberación, una vía de escape de una sociedad patriarcal que ahoga y asocia unas estéticas y comportamientos a los genitales”, explica Hugáceo Crujiente, uno de los participantes de la primera edición del show drag queen ‘RuPaul España’, en una entrevista para la revista Cosmopolitan.
Hugáceo asegura que el show drag lo que quiere es enviar un mensaje político para destruir el concepto que se tiene de ellos y de sus realidades. “Las personas que opinan que el lobby drag hipersexualiza a la mujer se basan en prejuicios patriarcales que asocian una estética concreta a la mujer. En realidad se busca precisamente lo contrario: la expresión de género y artística es libre, y es necesario romper el estigma de que pechos y pelo largo son exclusivos de las mujeres”, agregó Crujiente.
Aunque según este drag queen los pechos ya no deben ser considerados exclusivamente como una representación de la mujer, desde el punto de vista científico el crecimiento del tejido mamario está relacionado con la presencia de estrógeno, hormonas producidas por los ovarios. Los ovarios son gónadas exclusivas del sistema reproductivo femenino. Si bien todos los hombres producen cierta cantidad de estrógeno, generalmente tienen niveles mucho más altos de testosterona, lo que evita que el estrógeno provoque el crecimiento del tejido mamario. Es decir, los pechos femeninos biológicamente sí son un referente de lo que significa ser mujer.
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Como Hugáceo hay muchos que defienden la idea disruptiva de lo que significan los shows drag queen, más allá de argumentos que contradicen la ciencia. No obstante, lo que sucede dentro de los eventos drag tampoco pareciera encajar con la otra parte de la narrativa, que apunta a “romper estigmas femeninos”. Un caso reciente es el del show de comedia del drag queen Trixie Mattel promocionado por Netflix.
“¿No odias cuando la prostituta resulta tener 17 años? En plan, estoy seguro que pagué por una de 16”, dijo Mattel en esta producción, bromeando sobre los “gustos” de las personas “ricas”. El chiste de este drag queen, sin embargo, es la realidad de miles de menores de edad que son víctimas de la trata sexual y el tráfico infantil cada año.
En otro evento beneficiario para jóvenes sin hogar en febrero de 2022, el parlamentario conservador estadounidense Darren Henry fue filmado recibiendo un baile erótico y sexo oral simulado por parte de un drag queen. El show de «entretenimiento» estaba a cargo de un hombre disfrazado de mujer que realizaba bailes sugerentes y actos sexuales simulados. Esto resultó particularmente desagradable para algunos espectadores y también para muchos internautas que reprodujeron el video, ya que las mujeres sin hogar son reconocidas como personas vulnerables a la explotación sexual y al reclutamiento para la industria del comercio sexual.
Crisis, una organización benéfica para personas sin hogar en Estados Unidos, publicó en 2017 un informe en donde revelaba que casi 1 de cada 4 mujeres que dormían en la calle habían sido agredidas sexualmente en el último año. Por otra parte, 6 de cada 10 han sido intimidadas o amenazadas con violencia, en comparación con los 4 de cada 10 hombres que sufrieron situaciones similares.
“Este contexto refuerza cómo una noche drag para recaudar fondos para jóvenes sin hogar fue increíblemente inapropiada. El drag en esencia es misógino; son hombres que retratan a las mujeres como caricaturas sexualmente cosificadas. Los artistas drag con frecuencia reducen a las mujeres a tontas hipersexualizadas, con grandes pechos y mucho pelo”, denunciaron desde el medio de comunicación The Critic en Inglaterra, con un artículo titulado ‘Cómo el drag degrada a las mujeres: El sexismo en un vestido sigue siendo sexismo’.
El lenguaje drag, una burla más hacia la mujer
La cultura drag puede reforzar o perpetuar estereotipos negativos de las mujeres, especialmente cuando se utiliza de manera irrespetuosa o se promueve una visión reduccionista de la feminidad. Generalmente los actos drag también recurren a la hipersexualización o la objetificación de las mujeres, y el lenguaje es la puerta de entrada.
Como lo dice The Critic en su publicación, “los hombres famosos vestidos de drag tienen nombres que cosifican, sexualizan o restan importancia a los problemas de las mujeres”. En el Reino Unido, por ejemplo, un drag queen que le lee cuentos a niños en escuelas de primaria se hace llamar ‘FlowJob’, que en inglés hace alusión a ‘Blowjob’, palabra que significa ‘mamada’. Otro de los nombres de drag queen catalogados como uno de los “más divertidos” de acuerdo con Pride, un reconocido medio de comunicación activista LGBT es ‘Anna Bortion’, haciendo referencia a la palabra ‘Abortion’ que en español significa ‘Aborto’.
‘Avery Goodlay’ es otro de los nombres “más divertidos” según este medio, que apunta a ser “buena en el sexo”. En otra página web de Reino Unido llamada “Entertainers Worldwide” (animadores en todo el mundo) también se anima a contratar al drag queen de nombre ‘Felicity Suxwell’, insinuando que el personaje Felicity “suck well”, es decir que “chupa bien”.
«Es una drag queen de 23 años, parece de 12 y tiene la energía de una niña de 3 años… dispuesta a robarte a tu hombre, a tu abuelo, a tu padre y a todos los D’s (Abreviación de ‘Dicks’, es decir penes) en tu vida”, dice la descripción sobre ‘Felicity Suxwell’ en este catálogo web de drag queens.
También se ofrece un show de compañía por £250 de la drag queen “Miss Annie Rexic”, haciendo alusión a la palabra ‘Anorexia’, un trastorno de conducta alimentaria que sufren millones de personas en el mundo, el 90% de estas entre las edades de 12 y 25 años y en su mayoría mujeres.
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Los espectáculos que estos personajes drag queen ofrecen en privado, público o inclusive en programas de televisión como el del famoso drag queen RuPaul –usualmente consumido por público infantil– suelen ser tipo cabaret con bailes sexualmente sugerentes, strippers masculinos, y “entretenimiento” altamente sexualizado en el que las mujeres suelen ser el blanco de las bromas.
Una de las frases que se repite en el reality show RuPaul’s Drag Race (Carrera de Drags de RuPaul) es “Drag Fish”, haciendo referencia al supuesto olor de los genitales de las mujeres. Para la historiadora Rose Collis, programas como los de RuPaul son un reflejo claro de misoginia. La autora mencionó en un episodio del Podcast Woman’s hour, el uso del lenguaje en el programa televisivo. «Usan términos degradantes para hacer alusión a la anatomía femenina», dijo Collins refiriéndose al término «fishy» en inglés, que significa «sospechoso» o «que sabe a pescado».
Collins fue aún más allá al afirmar que “si invitamos a hombres gays a vestirse y actuar de una manera que se burla de los rasgos y la silueta de las mujeres en lugar de alabarlos y celebrarlos, entonces algunos de estos hombres gays deberían reconsiderar lo que hacen y dicen, ya que están contribuyendo al discurso machista”.
La contradicción feminista y LGBT
Contrario al discurso feminista y LGBT, la misoginia, que no es más que el odio y el desprecio hacia lo femenino y hacia la mujer, está lejos de limitarse a la heterosexualidad o al tan mencionado “patriarcado”. Hace unos años la actriz de televisión estadounidense y activista LGBT, Rose McGowan, estuvo envuelta en una polémica por hablar del “enorme problema” de la misoginia entre los hombres homosexuales.
“Los hombres homosexuales son tan misóginos como los hombres heterosexuales, si no más… ¿Quieres hablar sobre el hecho de que nunca he escuchado a nadie en la comunidad gay, ningún hombre gay, defendiendo a las mujeres en ningún nivel?”, cuestionó McGowan en un Podcast de Hollywood. Sus palabras no cayeron bien en el lobby LGBT, por lo que luego salió a disculparse, aunque sin modificar su punto inicial.
“¿Dónde dice que por la orientación sexual de un hombre no puedo señalar un defecto de carácter que algunos de ellos puedan tener? Cuando todos los republicanos votaron en contra de la igualdad salarial para las mujeres, no hubo protestas LGBT. Me preguntaba por qué era eso. Después de todo, las lesbianas son mujeres; esto también les afecta a ellas, ¿verdad?», agregó.
Otra historia que deja muchos cuestionamientos sobre lo que para la comunidad multicolor significa la misoginia es la de Hannahlyn Engelson, una niña drag queen de 11 años que realiza shows pagos en el bar LGBT Old Nick ‘s Pub, ubicado en Oregon (EE. UU.) y conocido por promover espectáculos sexualmente sugerentes con menores de edad.
El alias “drag” de esta menor es Vanellope Craving («antojo» en inglés), presuntamente explotada por años por su madre, Jennifer Hibbs, quien también es drag queen. Al conocerse el caso públicamente, el bar tildó de “misóginos” a quienes denunciaban el presunto abuso infantil en sus presentaciones Brunch Drag Queen Story Time. “Todo se reduce a una misoginia fundamental. Hemos limitado nuestros comentarios porque muchos de ellos se estaban volviendo volátiles, violentos y repugnantes. Y Vanellope no necesita ver a adultos adultos sexualizándola así. El drag es una forma de arte”, publicó Old Nick ‘s Pub en sus redes sociales .
Al tiempo que hablaban de misoginia, el establecimiento tambien eliminó comentarios en los que los internautas recordaban que la mentora drag de la niña, una mujer de 31 años, fue acusada en agosto de 2022 de 12 delitos de abuso sexual infantil. Su nombre es Kelsey Meta Boren, también conocida como Alwaiz Craving, quien decía ser la «madre drag» de la niña y amiga cercana de su progenitora. En marzo de 2023 Kelsey fue condenada a 11 meses de prisión por los delitos de pornografía infantil e intercambio de fotos sexuales explícitas de menores con pedófilos.
Cultura drag, ¿combustible para crímenes contra mujeres y niñas?
La palabra “drag” es un acrónimo de “Dressed as a girl” (“Vestida de niña” en español). Los drag queen, entonces, parecieran construir sus carreras “artísticas” drag a partir de estereotipos de género y de la cosificación sexual femenina.
El lap dance, uno de los bailes eróticos más usados en los shows drag queen, es un buen ejemplo: En 2003, el número de violaciones aumentó en un 50% y las agresiones e indecentes sexuales en un 57% en el distrito londinense de Camden, después de que se abrieran cuatro locales de baile erótico, de acuerdo con estadísticas de la policía metropolitana.
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Otras investigaciones académicas relacionan el lap dance con la trata, la prostitución y un aumento de la violencia sexual masculina contra las mujeres que trabajan en los clubes y las que viven y trabajan en sus inmediaciones. «Los hombres simplemente te ven como un objeto, no como una persona…El baile erótico consiste en crear una situación donde los hombres sienten que te están haciendo un favor”, confesó a The Guardian una mujer que trabajó para una de las muchas cadenas de baile erótico que aseguran que sus clientes son «caballeros» y que pagan por una experiencia «exclusiva».
Este baile, sin embargo, es popular en las actuaciones drag. Aunque ahora no solo en bares para adultos sino también en escuelas de primaria y secundaria, en frente de niños y niñas. En marzo de este año, un drag queen realizó lap dance en el marco de un evento del “orgullo” para estudiantes de secundaria de la escuela pública Forsyth Technical Community College, en Carolina del Norte (EE. UU.). En el show, el hombre vestido de mujer incluso se sentó encima de una estudiante.
En Desencaje también hemos denunciado los crecientes casos de drag queens envueltos en delitos relacionados con pornografia infantil, pedofilia y abuso sexual infantil. Es difícil entender cómo se puede relacionar a esta comunidad con la defensa de la mujer pero, aún más, cómo las feministas de este siglo pueden utilizar la misoginia en su discurso mientras se posicionan como fuertes defensoras del mismo lobby que las utiliza, burla, desprecia y vulnera en sus narices.