Cuatro razones para dudar del movimiento vegano
Esta ideología promete mejorar la salud, ayudar al medioambiente, minimizar la muerte de animales y aportar a la sostenibilidad humana. ¿Qué sucede realmente en la práctica?
Ilustración: Juan Ruiz @Jucaruiz
“Cuando me dijiste que habías decidido hacerte vegana, me preocupé. Siempre habías sido quisquillosa con la comida y temía que, con una dieta tan limitada, no obtendrías la nutrición que necesitabas. Pero tenías más de 18 años, así que fue tu elección. Dijiste que tu motivación era el bienestar animal y el daño ambiental causado por la agricultura. Pero no te bastó con que me acomodara a tu elección. Como has explicado muchas veces, para ti el veganismo no se trata solo de lo que comes, es un estilo de vida…Te has apasionado por la causa hasta el punto del dogma. No toleras ninguna opinión contraria. Ya no puedes respetar a nadie que no esté convencido de volverse vegano. Y eso me incluye a mí”.
Una carta escrita por una madre estadounidense, fue publicada en el diario The Guardian, en 2017, con el siguiente título: “A mi hija, que me odia por no ser vegana”. En la dedicatoria, la mujer confiesa que su relación con su hija quedó destruida a causa de un “estilo de vida” que rápidamente se convirtió en intolerancia, pese a sus constantes esfuerzos por complacer y respetar la dieta de la joven: ”Con un niño más pequeño y un trabajo de tiempo completo, me resultó un desafío investigar y cocinar para ti, pero lo acepté. Y cuando te fuiste de casa a la universidad, me aseguré de que el auto estuviera lleno de sopa vegana casera para tu congelador”.
El veganismo suena como una elección noble, ética, moral y sostenible. Su filosofía se basa en argumentos que, aparentemente, tienen una lógica precisa y cierta. Además, está de moda y puede dar popularidad e, incluso, cierta posición social. Rechazar el uso de productos de origen animal por no considerarlos como mercancías, bajo valores como la justicia, la compasión y la dignidad parece una posición íntegra.
Las cuatro principales razones por las cuales una persona se vuelve vegana son: la mejoría de su salud, contribuir con el medioambiente, minimizar la muerte y/o sufrimiento de animales y aportar a la sostenibilidad de los humanos. La pregunta surge inmediatamente: ¿Qué sucede realmente en la práctica? ¿Es el veganismo la dieta ‘ideal’ para el ser humano, el planeta tierra y los animales; tal como la industria, la farándula y los influencers lo quieren hacer ver? En Desencaje decidimos investigar cada uno de estos argumentos y queremos compartir lo que encontramos.
(Te puede interesar: La verdadera revolución: informarse en un mundo desinformado)
Pero antes de presentarles nuestro hallazgo, es necesario explicar brevemente la diferencia entre veganismo y vegetarianismo. Sí, suenan parecido. Pero no son lo mismo. El vegano no come ningún producto animal ni cualquier tipo de derivado de ellos: carne, pescado, mariscos, huevos, mantequilla, miel, leche, yogur o quesos. Tampoco ingieren productos elaborados que incluyan ingredientes animales, como algunos tipos de salsas, gelatina, leche en polvo o colágeno animal.
Si bien el veganismo se centra en la alimentación, hay algunos que incluso llegan a inadmitir el consumo y utilización de productos animales no alimenticios, como la lana, el cuero o la seda en sus vidas cotidianas. Las frutas, verduras, cereales, legumbres, frutos secos, granos, semillas y hongos son la base de la dieta vegana. Por su parte, el vegetariano rechaza por completo la carne y el pescado, pero su dieta puede incluir algunos alimentos que sí provienen de animales, como los lácteos. En general, no tienen problema con utilizar productos no alimenticios que provengan de animales.
Es necesaria la diferenciación, porque si bien el vegetarianismo es un régimen alimentario, el veganismo sube otro escalón y conquista áreas diferentes a la comida: ideas, apariencia, comportamiento, pensamiento, ética y moral. Es, como dicen ellos, “un estilo de vida”. O, como decimos otros, “una ideología”. Ahora sí, al grano.
¿Qué tan saludable es la dieta vegana?
“Una dieta vegetariana –en especial una versión baja en grasas y en particular una dieta vegana– no aporta los nutrientes necesarios para la reparación y el mantenimiento a largo plazo del cuerpo humano. Lo diré sin rodeos: te hará daño… Cuando llevaba dos años siendo vegana empecé a tener problemas de salud. Desarrollé una enfermedad degenerativa articular que sufriré durante el resto de mi vida… Tengo la columna vertebral como si hubiera sufrido un accidente de paracaidismo. Y podría decirse que mi columna sufrió el equivalente nutricional a un accidente de paracaidismo”.
Así describe el colapso catastrófico de su salud, durante los 20 años que decidió ser vegana, Lierre Keith, periodista estadounidense y autora del libro El mito vegetariano, publicado en 2019.
Según Keith, al cabo de seis semanas de decidir ser vegana experimentó por primera vez hipoglucemia y, a los seis meses, su menstruación desapareció. Durante dos décadas, cuenta en su ensayo, su vida estuvo plagada de constantes síntomas que luego desarrollaron enfermedades como la gastroparesia y la depresión. “Todos mis amigos de la juventud eran radicales, absolutamente rectos, intensos. Ser vegetariano era evidentemente el camino y ser vegano era el ‘summum’. Y todos los que lo practicamos a largo plazo acabamos con daños”.
Eliminar a corto plazo de la dieta todos los productos de origen animal puede parecer como un camino saludable y como una buena opción, especialmente para quienes, además de ser omnívoros, tienen malos hábitos alimenticios. Sin embargo, a largo plazo la carencia nutricional de una alimentación vegana puede provocar problemas de salud serios, un tema que médicos nutricionistas advierten.
“La estructura bioquímica de nuestro organismo está formada de proteínas y de grasa. Existen nutrientes que solo encontramos en la carne y la deficiencia de estos nutrientes no solo nos produce un aumento de inflamación a nivel cerebral y un desbalance en nuestros neurotransmisores, sino que incluso puede hacernos comportar de manera distinta”, aseguró en 2020 la médica funcional ortomolecular boliviana Fernanda López Ferreira, en entrevista con el escritor argentino Pablo Muñoz Iturrieta, sobre la ideología del veganismo y el antiespecismo.
«Eliminar a corto plazo todos los productos de origen animal puede parecer una buena opción, especialmente para quienes tienen malos hábitos alimenticios».
Hay realidades imposibles de negar. Una de ellas es el hecho de que los veganos tienden a ser más delgados, su colesterol es generalmente más bajo, al igual que su presión arterial, lo que reduce el riesgo de enfermedades del corazón. No obstante, según un estudio sobre los efectos de una dieta vegana en la salud, publicado en 2009 por la Revista Americana de Nutrición Médica de la Universidad de Oxford, eliminar todos los productos animales de la dieta aumenta el riesgo de ciertas deficiencias nutricionales.
“Los micronutrientes de especial preocupación para los veganos incluyen las vitaminas B12 y D, el calcio y los ácidos grasos n-3 (omega-3) de cadena larga. En algunos casos, el estado de hierro y zinc de los veganos también puede ser motivo de preocupación, debido a la biodisponibilidad limitada de estos minerales”, se lee en la investigación.
La vitamina B12, por ejemplo, no se encuentra en las plantas y es esencial para el funcionamiento normal del cerebro, del sistema nervioso y para la formación de la sangre y otras proteínas. La carencia de esta molécula en las dietas veganas y vegetarianas estrictas, ha generado especial preocupación entre expertos por la insuficiencia dietética que causan.
“Se ha descrito deficiencia de esta vitamina en individuos cuyas dietas tienen muchos años de carencia de alimentos ricos en vitamina B12, como ocurre en los veganos que evitan la carne, el pescado y todos los productos animales como la leche, los quesos y los huevos”, señala otro artículo de la Revista Cubana de Hematología, Inmunología y Hemoterapia.
(Te puede interesar: Progresismo: ¿Realidad o engaño?)
Profesionales de la salud explican que esta insuficiencia nutricional eleva el riesgo de desarrollar fracturas óseas y puede producir síntomas neurológicos y psiquiátricos anormales que incluyen la psicosis, desorientación, demencia, trastornos motores y del estado de ánimo, así como dificultad para concentrarse. “Además, los niños pueden experimentar apatía y retraso en el crecimiento, y la anemia es una característica común en todas las edades”, agregan los médicos de Oxford en la publicación de la Revista Americana de Nutrición Médica.
«Eliminar todos los productos animales de la dieta aumenta el riesgo de ciertas deficiencias nutricionales».
Las personas que han vivido una dieta omnívora durante toda su vida y luego se convierten al veganismo, suelen tener lo que se llama “una luna de miel vegana”. Es decir, por un periodo inicial de tiempo se sienten mejor, especialmente porque adquieren mejores hábitos como ejercitarse, tomar más agua y cortar de su dieta carbohidratos y azúcares, que son igualmente perjudiciales para la salud. Sin embargo, hay que tener en cuenta que sus músculos y demás órganos se desarrollaron mayormente a base de proteína animal, por lo que no es sino después de un tiempo que se empiezan a presentar las deficiencias de salud.
Satanizar el consumo de carne, huevos, leche y demás proteína animal, pareciera ser mucho más nocivo para la salud de lo que el movimiento vegano quiere hacer ver. En 2019, el British Medical Journal publicó una investigación en la que mostró que las personas veganas y vegetarianas también tienen un mayor riesgo de sufrir accidentes cerebrovasculares. Las mujeres pueden dejar de ovular y sufrir cambios drásticos en su ciclo menstrual, a causa de una dieta a base de plantas. Por otra parte, la deficiencia masiva de colina, nutriente dietético presente en la carne roja, pescado, huevo, pollo y productos lácteos, que regula la memoria, el estado de ánimo y el desarrollo cerebral, igualmente podría afectar el coeficiente intelectual, según otro estudio de la misma revista científica.
Se podría abrir el debate, entonces, sobre si el problema es realmente el consumo de carne y sus productos derivados, o una alimentación desbalanceada y con malos hábitos alimenticios. Asociaciones de nutrición no recomiendan, por ejemplo, las dietas veganas para lactantes, niños, adolescentes, ancianos, mujeres que desean quedar embarazadas o las que ya lo están, así como para madres lactantes.
(Te puede interesar: Los menores de edad, carnada fácil en la red de la ideología de género)
“A la luz de la evidencia disponible, a pesar de que seguir una dieta vegetariana en cualquier etapa de la infancia no signifique necesariamente que sea insegura, es preferible aconsejar que durante el periodo de lactante y, en el niño de corta edad, se siga una dieta omnívora o, al menos, ovo o lactovegetariana”, aconsejan desde el Comité de Nutrición y Lactancia Materna de la Asociación Española de Pediatría.
«Los veganos tienen mayor riesgo de sufrir accidentes cerebrovasculares y las mujeres pueden dejar de ovular y sufrir cambios drásticos en su ciclo menstrual».
Si bien algunos veganos son conscientes de su necesidad de suplementos para tratar de balancear su dieta, muchos otros la llevan a cabo sin una planificación adecuada, lo cual no solo puede afectar su salud, sino la de quienes los rodean.
Este fue el caso de Sheila y Ryan O’Leary, una pareja vegana que enfrentó cargos en una cárcel estadounidense por la muerte de su hijo de 18 meses, en 2020, luego de que el menor fuera sometido a una estricta dieta a base de frutas y vegetales crudos. El reporte de la policía advirtió que el bebé mostraba señales de desnutrición y que, antes de su muerte, llevaba una semana sin probar alimentos sólidos. En agosto de 2022, la madre fue condenada a cadena perpetua con seis cargos, entre ellos abuso infantil agravado, negligencia infantil y homicidio involuntario agravado. El padre está en espera de juicio por los mismos cargos.
Ahora, no se puede tampoco negar que hay estudios veganos en favor de este tipo de alimentación, pero estos a menudo involucran a un reducido número de personas. Expertos han expresado la necesidad de hacer más estudios científicos con veganos a largo plazo.
¿Qué tan amigable es el veganismo para el medioambiente?
Considerada una fuente de proteína de alta calidad y gran versatilidad, la soya se ha convertido en el producto estrella de la alimentación vegana. Su demanda ha crecido considerablemente en los últimos años y, por consiguiente, su producción. Con 36 millones de hectáreas de tierra cultivada y 135 millones de toneladas producidas al año, Brasil está posicionado como el mayor productor de soya en el mundo.
No obstante, dos estudios recientes publicados desde las revistas científicas World Development y Nature Briefing, hicieron un llamado contundente sobre la urgencia de tomar medidas para mitigar los efectos de su expansión desenfrenada: deforestación de la sabana tropical de Brasil y la selva amazónica, destrucción de la productividad del suelo, exterminio de biodiversidad, impacto en comunidades locales y cambios climáticos extremos.
“No solo los agricultores serán los que pagarán el precio de esta expansión, sino también lo hará la sociedad brasileña y, en última instancia, el mundo en general. Los efectos irreversibles de semejante escenario podrían comprometer la ya escasa posibilidad de que el mundo pueda desacelerar el cambio climático”, advirtió en 2021 el periodista Mauricio Angelo, en Mongabay, un portal de periodismo ambiental independiente latinoamericano.
Este “agrosuicidio”, como lo han denominado los investigadores mencionados en dicho informe, está teniendo impactos no solo en la agroindustria sino en el medioambiente y en los animales que son exterminados para que estos ecosistemas puedan ser utilizados como terreno de producción de soya.
Lo anterior, de ninguna manera niega los daños que genera la ganadería industrial, pero sí hace dudar del argumento medioambiental que el veganismo utiliza a su favor. Detrás de gran parte de la producción de alimentos veganos, como las legumbres, cereales y granos, existe una afectación a los ecosistemas, un aumento de gases de efecto invernadero e, incluso, el 88 % de la deforestación denunciada en América Latina para la agricultura comercial se ha hecho de manera ilegal, según un estudio publicado por Forest Trends en 2021.
«La agroindustria tiene alto impacto en el medioambiente y en los animales, que son exterminados para que los ecosistemas puedan ser terreno de producción»
Hay un dato clave: la pérdida de carbono en el suelo es la principal causa de las emisiones de gases de efecto invernadero provenientes de la agricultura, por la desnutrición que los monocultivos causan en la tierra. Diferentes sectores han planteado una solución para restaurar el suelo; y este es el camino de la agricultura regenerativa. Es decir, en vez de tratar el suelo con pesticidas y fertilizantes químicos, se deja que los mismos animales de pasto campen libremente para fertilizar de manera natural, ayudando así a regenerar las capas fértiles de la tierra.
(Te puede interesar: Pedófilos maquillados de igualdad y disfrazados de víctimas)
“El pastoreo libera gran parte del nitrógeno que luego está disponible durante la temporada de crecimiento de los cultivos. Este último ejemplo muestra claramente el impacto positivo de una mayor actividad de la red alimentaria del suelo en el desarrollo de las plantas”, señala un estudio de la Universidad de Nebraska, publicado en 2019, sobre el efecto del estiércol animal en ayudar a que los suelos sean más saludables y productivos.
También está el argumento en contra de la cantidad de agua que necesita la ganadería industrial para producir carnes rojas. Sin embargo, para obtener un solo kilo de aguacate de los ocho mil kilos que se producen al año, es necesario mil litros de agua.
¿Y qué decir de la industria del plástico y otros elementos contaminantes para traer al mercado productos veganos? Podríamos escribir infinidades sobre argumentos de parte y parte, pero el punto es que ambas actividades, la ganadería y la agricultura, al ser realizadas de manera industrial y dramática, son perjudiciales para el medio ambiente. Ni la una ni la otra están libres de afectaciones directas o indirectas, como claman los veganos con el cultivo de sus alimentos.
Esta es la primera parte de las «Cuatro razones para dudar del movimiento vegano». Para conocer la segunda entrega sobre las implicaciones morales y éticas del veganismo, y si este es realmente sostenible para la humanidad haga click AQUI.
[…] y libre de muerte animal? ¿Y si hablamos de violencia doméstica en hogares LGBTQ? Cuatro razones para dudar del movimiento vegano ¡Entérate! Aborto: ¿El gran negocio de acabar con la […]